lunes, 12 de diciembre de 2011

Los fantasmas vuelven por Navidad


La afición del Real Madrid esperaba el clásico con una ilusión especial. Tres puntos de diferencia con un partido menos que el Barcelona y quince victorias consecutivas no eran para menos. Pero como un niño que espera un gran regalo por Navidad y al que obsequian con algo que no quería, así se sintió el público blanco: decepcionado, triste y resignado.

Las cosas no pudieron comenzar mejor para el equipo de La Castellana, un gol de Benzema en el primer minuto de juego tras un despeje fallido de Valdés y algo de fortuna con los rebotes hacía que los madridistas soñasen con devolver la famosa manita recibida la temporada pasada.

Pero nada más alejado de la realidad. Lejos de envalentonar a los madridistas y dilapidar a los culés, el gol tuvo el efecto contrario. Los jugadores blancos tras verse por delante en el marcador dejaron de presionar paulatinamente regalando el control del balón a su rival. De esta forma, en el minuto 29 de juego, un gol de Alexis a pase de Messi empató el partido. Nada que ver la actuación del argentino con la de Cristiano Ronaldo, que falló dos goles cantados y fue señalado como el peor jugador del encuentro.

Con el guión ya escrito, la segunda parte fue puro tramite. El Barcelona consiguió ventaja en el minuto 52 con un afortunado disparó de Xavi que rebotó en Marcelo y, ya en el 65, Cesc culminó la remontada con un contundente remate de cabeza. El Real Madrid era mero espectador en el encuentro y el Barça, que no firmó uno de sus mejores partidos, mareaba a los hombres de Mourinho. El propio entrenador madridista, con el resultado en contra, no supo sacar un revulsivo que le diera a su equipo la frescura que necesitaba, de hecho, la sustitución de Khedira por Lass, con el resultado en contra, no sentó nada bien en las gradas del Bernabeu, por mucho que el francés tuviera una tarjeta amarilla.

Un Özil desaparecido, un Di María nervioso y poco fino y un Cristiano nulo en ataque fueron un claro ejemplo del despropósito que fue el equipo blanco durante todo el partido y del que solo se salvó un jugador, Karim Benzema. El delantero francés fue el único que dio dinamismo al equipo arriba con sus pases y sus desmarques, que de nada sirvieron para cambiar el marcador. Mientras que el Barcelona creció con la adversidad y demostró su fortaleza psicológica ante el eterno rival, el Real Madrid se diluyó en sus propios complejos y demostró la poca confianza que tiene cuando se enfrenta a los blaugranas. Son palabras mayores, pero no es de extrañar que los aficionados piensen que este Real Madrid tiene miedo, y mucho, al F.C. Barcelona.

Una vez concluido el partido, todos esperaron la rueda de prensa de Mourinho, que escudó su derrota en la mala suerte y no en la poca consistencia que tuvo su equipo. Por su parte, Guardiola mantuvo su línea diplomática y elogió a sus jugadores. La nota discordante la puso el presidente del Barça cundo afirmó que “habían dado un baño” al eterno rival. Curiosa frase de un hombre que crítica al entrenador del Real Madrid en sus salidas de tono y que publicita los valores y la “humildad” del Barcelona allá donde va.

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