lunes, 16 de enero de 2012

Muere,sin ser juzgado, Manuel Fraga


Ayer murió Fraga a los 89 años de edad y tras casi 60 en la política. Político infatigable e imperecedero, Catedrático de Derecho, Ministro de Infomación y Propaganda con Franco, fundador de Alianza Popular (que posteriormente refundaría en el actual Partido Popular), Presidente de la Xunta y Presidente de Honor del Partido Popular, entre otros cargos, será enterrado el próximo martes en Perbes, A Coruña.

Desde su etapa como ministro durante la dictadura franquista se le ha considerado un político que ha sabido adaptarse como pocos a las circunstancias. Siempre reivindicó el golpe de estado de julio del 36: “Es evidente que el glorioso alzamiento popular del 18 de julio de 1936 fue uno de los más simpáticos movimientos político-sociales de que el mundo tiene memoria (…) hay que reconocer que la mayor y la mejor parte del país fue la que se alzó, el 18 de julio, contra un Gobierno ilegal y corrompido, que preparaba la más siniestra de las revoluciones rojas desde el poder". Fue un defensor acérrimo de la dictadura franquista y, tras la Transición, ni él ni su partido lo condenaron. Al contrario, tras la muerte del caudillo aseveró que fue una época que sentó "las bases para una España con más orden".

Aceptó sin complejos la dictadura y cuando ésta agonizaba, apostó por el aperturismo y la reforma del régimen, pero nunca por su desaparición. Cuando vio que seguir con la dictadura era imposible y que el paso a la democracia era inexorable se ofreció a pilotar la Transición, pero el rey Juan Carlos eligió a Adolfo Suárez. Dicen que todo aquello le trastocó.

Resuelta la Transición, sin él como partícipe (tan solo en la redacción de la Constitución), y ante las inminentes elecciones, fundó Alianza Popular (AP) en 1976 junto a otros exministros franquistas. Los resultados electoralistas fueron muy pobres: apenas 16 diputados y millón y medio de votos (apenas el 10%). Por ello refundará el partido en 1989, pasándose a llamar Partido Popular e integrando conjunto centrista, liberal, democristiano y conservador que había representado anteriormente la Coalición Popular. Aznar será el candidato para dirigirlo y él se convertiría en Presidente de la Xunta, la cual gobernaría con mano dura.

Bajo su conciencia cargó con la muerte de centenares, miles de personas, entre ellas la del fusilamiento del comunista y defensor de la democracia Grimau, tras un dudoso proceso judicial y sin pruebas fehacientes de los delitos del acusado. O del estudiante Enrique Ruano, muerto durante el interrogatorio por repartir propaganda antifranquista. Siempre se opuso a la recuperación de la Memoria Histórica y de los cadáveres en las cunetas. Persiguió y condenó a todos los que defendían la democracia. También a los comunistas y la legalización del partido, lo que consideró un “verdadero golpe de Estado.

Pese a todo, jamás será juzgado. Su muerte se produce pocos días después de que la Comisión por la Recuperación de Memoria Histórica intentara abrir un proceso contra los responsables de crímenes del franquismo, incluido Fraga.

Numerosos políticos se han acercado al velatorio donde yace el cuerpo. Algunos han ofrecido sentidas palabras al fallecido: "trabajó cuando más difícil era para que pudiéramos tener la libertad que disfrutamos”, ha dicho el expresidente Aznar. Desmesuradas en muchos casos: "ejerció un liderazgo intelectual, moral y sentimental sobre una parte muy importante de la población española", aseveró Jesús Posada, Presidente del Congreso. Y otras más proporcionadas y coherentes como Llamazares: "lamento su muerte como la de cualquier ser humano, pero no olvido. No olvido la dictadura franquista y a sus víctimas, ni la resistencia a una transición amenazada y tutelada".

Descansemos, pues, nosotros en paz.