domingo, 12 de febrero de 2012

Los recortes económicos incendian Grecia


El parlamento griego aprobó ayer, poco antes de la medianoche, un nuevo acuerdo entre el Gobierno y la "troika", una especie de poderoso triunvirato compuesto por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que rige, con puño de hierro, el destino económico de los miembros de la UE.

Este acuerdo supone nuevos recortes presupuestarios para un pueblo que ya está muy tocado por anteriores ajustes de este tipo. Las cifras del nuevo plan supondrán una reducción de 3.300 millones de euros en salarios, pensiones y empleos público este mismo año. Eso sí, todo se hace por el bien de Grecia y de la propia Unión Europea, que en su magnánima generosidad no puede dejar caer en bancarrota a uno de sus miembros. “Nadie quiere castigarnos. Quieren transferirnos su forma de pensar y son los que tienen la mayoría y el dinero”, comentó el Ministro de Economía griego, Evangelos Venizelos, para justificar la medida. La frase no deja en buen lugar ni al propio político ni a la Europa en la que vivimos tan cómodamente, pero éstas ya son otras divagaciones.

Pese a la insistencia en la necesidad de los ajustes, encabezada por la propia canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro griego, Lukas Papadimos, que por cierto, es banquero, el pueblo helénico no está por la labor de seguir soportando sobre sus espaldas el peso de los errores de unos pocos que han dejado al país en la ruina. Durante toda la jornada de ayer sus reacciones no se hicieron esperar y una marcha popular de más de 100.000 personas acabó convirtiéndose en una noche de disturbios entre la policía y los manifestantes, en la que ardieron varios edificios de la capital griega, entre los que se encontraba el edificio central del banco Alphabank.

“Esto no es una democracia, no nos dejan ni protestar, es una dictadura”, manifestó una de las jóvenes que estuvieron en las protestas. Otros testigos afirmaron que la policía “lanzó gas lacrimógeno sin mediar provocación”. Los ciudadanos de este país ya están cansados de ver como su Gobierno acepta toda orden enviada por la UE con tal de permanecer arropado bajo el ala protectora del euro, pero no se dan cuentan, o lo que es peor, no quieren ver, que una democracia no representa a intereses económicos, sino que es la voz del pueblo, para bien o para mal.

Políticos griegos, no cometáis el error de desoír a vuestro pueblo, pues, tengan razón o estén equivocados, ellos son la democracia, y vosotros solo unos representantes que están a su servicio. No cometáis el error de creer que el dinero está por encima de los ciudadanos y de sus demandas. No intentéis que una gran mayoría con pocos recursos pague los errores de una minoría con muchos recursos.

Recapacitar y daros cuenta de que este no es el camino adecuado, porque vuestros acuerdos con Europa están destinados a ser pan para hoy y hambre para mañana. No dejéis que los derechos que tanto ha costado conseguir sean borrados por una crisis que está condenada a repetirse si volvéis a cometer los mismo errores. Y no culpéis al pueblo por luchar para ser escuchados, no caigáis tan bajo. Es solo una petición de un ciudadano que ve poco a poco como su país recorta derechos a los ciudadanos y que no quiere volver a un pasado en que la brecha entre ricos y pobres parecía inexpugnable.

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