
Si una cosa está dejando clara por encima de las demás esta crisis económica es la facilidad con la que la economía primas obre la democracia. Y esto resulta especialmente hiriente (y paradójico) tratándose del país que vio nacer esta forma de gobierno: Grecia.
El caso es que se celebró recientemente una cumbre europea en la que se aprobó un rescate (el segundo) para tratar de salvar a la maltrecha economía griega por un valor de 8.000 millones (aunque realmente lo que le interesa a la Comisión Europea, BCE, FMI, etc., es que pueda pagar la deduda).
Pero el lunes, el primer ministro griego, Papandreu, dio un giro a la situación anunciando la convocatoria de un referéndum para que el pueblo decidiera si aceptaba o no el acuerdo. Fue entonces cuando Merkel y Sarkozy saltaron a escena para tratar de convencerle de que no era lo adecuado. Cómo vas a consultar a tu pueblo si somos nosotros (Alemania,Francia y “los mercados”) realmente los que tomamos las decisiones en Europa, debieron preguntarse la Canciller alemana y el Primer Ministro francés. Y seguidamente le amenazaron con cerrarle el grifo en caso de insolvencia e incumplimiento del acuerdo. Resulta cuanto menos extraño que el resto de ciudadanos de otros países de la eurozona no hayan empezado a reclamar lo mismo. Tampoco lo han hecho los medios de comunicación.
Lejos de ello, al día siguiente prácticamente la totalidad de la prensa continental amaneció con editoriales contra la democracia y la intención de Papandreu de llevar a cabo la decisión a referéndum.
Tras meses de huelgas generales y parciales, y una moción de censura que es más que posible que no supere, es comprensible que Papandreu haya optado por la consulta, que los ciudadanos decidan si están dispuestos a pagar la factura de sus deudas, esto es, si aceptan los recortes de salarios, puestos de trabajo, derechos sociales,etc.
Caben dos opciones: el 'no' supondría la salida de euro, a lo que, según los últimos sondeos, se opone el 70% de la población.
Desde 1829 se han celebrado ocho consultas en las que la tendencia es votar 'no'. En caso de que saliera ‘sí’ Grecia sería de nuevo rescatada y tendría que aceptar unas condiciones durísimas. Pero Papandreu saldría reforzado (habría sacado adelante el referéndum y la moción de censura en apenas unos días), dejando en evidencia a todos aquellos que cuestionaron la democracia.
Una cosa resulta evidente tras la semana trágica griega: los poderes financieros pesan más que la ciudadanía en las decisiones trascendentes (y casi me aventuraría a decir que también en las intrascendentes).
Como señaló muy acertadamente en una reciente entrevista el escritor Isaac Rosa: << A los griegos va a haber que bombardearlos, ya que se resisten a ser rescatados>>
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